Estamos acostumbrados, desde
nuestro paso por colegios o institutos, a recordar las clases de
Historia, como monólogos magistrales que no dejan de visionar una sucesión de
acontecimientos inexplicables y lejanos, sin comprender que el pasado nos explica el porqué de un presente,
muchas veces sin sentido... Algunos nos volvemos
universitarios, proyectando nuestras interrogantes e inquietudes
juveniles en la carrera de Historia, porque queremos satisfacer nuestros
ideales utópicos y quijotescos, aportando soluciones a los graves
problemas de ayer y de hoy.
(...) Sin
embargo, que nuestro interés por profundizar en temas puntuales del
pasado y presente histórico no nos haga perder otra visión de la
Historia real, que no aparece nunca en nuestros recordados libros de
texto, ni en nuestro saber universitario y que es fundamental para
entender y explicar ese pasado y este presente histórico, objetivo de
este artículo. (M. Jesús Riquelme).